Por Carmen Alicia Fríes
Pocas cosas tienen el poder que da tener un propósito claro en la
vida. Vivir con propósito es tener la determinación de hacer lo que estamos
convencidos que vinimos a hacer en esta vida, y estar comprometidos a hacerlo de
la mejor manera posible.
Mientras que encontramos un propósito, nuestras vidas consisten en
hacer el menor esfuerzo para apenas existir con la menor cantidad de problemas.
Cuando vivimos con propósito nuestra principal ocupación es hacer correctamente
lo que nos toca hacer. Una vez que encontramos un propósito amamos lo que
hacemos, y se nota, las personas quieren relacionarse con nosotros porque
perciben nuestro compromiso con la excelencia.
Pero ¿Cómo encontrar un propósito? fácil, elije una causa en la
cual creas, y encuentra la manera en la cual puedas usar tus habilidades para
el mayor provecho de todos los involucrados, incluyéndote a ti mismo.
Tratar de alcanzar las metas sin un plan, es como manejar por
territorio desconocido sin un mapa. Las metas que no se escriben no son
realmente metas, son meras fantasías. La diferencia entre un sueño y una meta
realizable es que la meta tiene fecha.
Si deseas alcanzar tus metas en el menor tiempo posible y disfrutar del viaje, comienza por escribirlas como pasos, con fechas en las que las habrás logrado. Se realista, es preferible dar pasos cortos que aumenten nuestra confianza y seguridad, y nos permitan ver con mayor claridad el camino hacia nuestra meta final.
Simplemente desear las cosas que queremos en nuestra vida no las
hará realidad. Recuerda que todo el mundo está comprometido con algo,
incluyéndote a ti, la pregunta no es si estás o no estás comprometido, sino lo
importante es, en qué estás comprometido. Mira a tu alrededor, tu entorno, tu
realidad, y vas a ver en que estás comprometido. Si te gusta y estás complacido,
estupendo, si no, ha llegado la hora de la verdad, el momento para empezar de
nuevo, e ir en otra dirección diferente.
Puede sonar obvio, pero cuando se está comprometido con el éxito,
darse por vencido ni siquiera se considera como opción. Debemos estar
dispuestos a hacer lo que sea razonablemente necesario para alcanzar nuestra
meta.
Dedica la mayor parte de tus acciones a logar tu meta. Pregúntate
constantemente "¿Lo que estoy haciendo me acerca más a mi meta?" Si
no es así, empieza a hacer algo diferente, y recuerda "La Persistencia
prevalece, cuando todo lo demás falla".
Ten en cuenta que no tienes todo el tiempo del mundo. Todos
tenemos una “fecha límite”, toma ejemplo de las personas exitosas que, sabiendo
esto, en vez de deprimirse por ello, lo utilizan a su favor como un estímulo
para perseguir sus metas con mayor pasión y dedicación.
Visualiza tus logros con una visión real, clara y enfocada, así no
será solo un deseo. Donde hay deseo, hay apego por el resultado. El temor
contenido en el deseo enturbia la claridad de la visión y debilita la acción y
en consecuencia el resultado.
Comentarios
Publicar un comentario