Por Elsa María Fríes
La vida nos bendice con amigos diversos, hay amigos-padres, amigos-hermanos, amigos-hijos, amigos-parientes, amigos-amigos, amigos del alma, y ahora amigos virtuales a quienes no has conocido físicamente pero que igualmente te dan su amor generosamente a través de buenos deseos y hermosas palabras.
Y nuestros amigos han sido diferentes en las distintas
etapas de la vida, unos fueron amigos en la niñez, otros en la adolescencia y
otros en la edad madura; a veces muchos, a veces pocos; a veces de presencia
continua por un trecho largo de la vida, a veces amigos de circunstancia, pero
siempre ¡amigos!
Y los amigos nos dan su amor en diversas formas, nos
escuchan cuando sólo necesitamos hablar, nos respaldan en los esfuerzos hacia
nuestras metas, se sienten felices con nuestros logros; aman a los nuestros aún
sin conocerlos; siempre están para nosotros, no importa el tiempo ni la
distancia; nos dan su amorosa compañía en momentos difíciles prestándonos su
hombro para llorar y su mano para apoyar nuestro caminar en la vida; nos
aconsejan cuando hace falta; nos ayudan a ver otros enfoques y otras
opciones en las situaciones y son felices con nuestras alegrías. En
fin que nos dan amor, serenidad, esperanza, felicidad, valor y coraje, energía,
silencio y autoconocimiento, nobleza, salud, bienestar, paciencia, paz,
sabiduría y más, mucho más…
Yo creo que la amistad es la más valiosa de las
relaciones ya que la amistad se entrega por propia voluntad a alguien que habla
a nuestro corazón y con quien sentimos una afinidad magnética. La
amistad es confianza como alianza entre dos corazones que han aprendido que
dicha alianza no puede romperse ni traicionarse. La amistad es
respeto y cooperación que genera unidad en la coexistencia cotidiana.
En la amistad existe una visión de igualdad que no
permite ningún sentimiento de superioridad o de inferioridad, esta visión de
igualdad permite una mutua y completa aceptación que crea la cercanía, y la
cercanía de la amistad es tan respetuosa que ninguno se entromete en la
personalidad del otro, lo único que pide un amigo es que seamos auténticos.
La amistad es amor puro que entrega apoyo
incondicional realzando las virtudes de cada amigo y aceptando sus debilidades
sin cuestionar nada; a la vez es un medio para expresar nuestro potencial
angelical al mismo tiempo que vemos lo mejor de cada uno de nuestros amigos, su
potencial angelical; ser amigos es resonar en buenas vibras de manera que cada
uno deja un poco de sí mismo en el otro y gana un poco de lo mejor de cada
amigo en el compartir de la amistad. Gracias a Dios y a la vida por la
bendición de amor de los amigos.
Algunos hemos aprendido a ver a Dios como el mejor
amigo, el amigo más digno de confianza, y su amorosa amistad impregna todas
nuestras otras relaciones, se dice que un amigo de Dios es un amigo de todos
pues la amistad con Dios nos enseña e inspira a ser mejores y verdaderos amigos
con los demás.
Lindo articulo querida Elsa, y muy cierto.
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