Por Martha Luz Borrero
Todo el tiempo tomamos decisiones, a diversos niveles, desde si "me levanto ya o me quedo un rato más en la cama", hasta inversiones, viajes, estudios y temas que podrían marcar una gran diferencia en tu vida o en la de otros.
Somos el resultado de las decisiones que hemos tomado a lo largo de nuestra vida. Al mirar atrás y escudriñar en tu pasado tienes la tendencia a pensar... y si no hubiera hecho esto o aquello, cómo sería mi vida?
Recomiendo seguir estos pasos, y entrenar tu mente e intelecto para que cada vez tus decisiones sean más automáticas y acertadas.
Al tener una decisión al frente tuyo revisa lo siguiente:
1- Intención
2- Información
3- Introversión
El No. 1. La intención está directamente relacionado con tu escala de valores. Piensa, cuál es tu escala de valores? ¿Cómo se conforma? ¿Cuál es el primer y más importante valor en tu vida hoy? Profundiza, cuestiona, analiza y replantea. Respecto al tema que tienes que decidir piensa en tus valores. Piensa si está de acuerdo con tus creencias profundas y si esas creencias están vigentes o tienes que actualizarlas.
El No. 2. La información es muy importante. No hay que tomar decisiones con base en las emociones, o en información parcial, sesgada o sin aval, o a partir de conversaciones superfluas o pareceres ajenos. ¿A quién le crees? ¿Quién te genera confianza? ¿Estás seguro?
El No. 3. La introversión es el complemento fundamental, vital, en la toma de decisiones. La introversión es la meditación profunda, entrar en el silencio interno. Es allí donde puedes practicar el observar sin apego, puedes tomar distancia de tus emociones y ver a lo lejos, los diferentes escenarios resultado de las opciones que tienes. Es así como en esos momentos de silencio surge la intuición. Y la intuición es el "toque divino". Aquello que tu corazón y tu mente se dicen en profunda conexión con tu ser interior y con Dios, la divinidad.
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